De la Mota: “La DOC Luján de Cuyo garantiza procedencia y elaboración”

El director de la DOC Luján de Cuyo explica las diferencias que existen entre las identificaciones geográficas (IG) y las denominaciones de origen (DOC), tras el relanzamiento de la primera entidad de este tipo que se creó en Latinoamérica a fines de los años 80.

Roberto de la Mota preside el Consejo de la Denominación de Origen Controlada Luján de Cuyo.

Por Fernando Garello – La sabiduría, una virtud poco valorada en nuestro país, es el resultado de la suma del conocimiento y la experiencia. Dialogar con Roberto de la Mota siempre resulta interesante porque ofrece una mirada que bien puede ser considerada sabia que ofrece una perspectiva de la vitivinicultura, una práctica que al igual que la agricultura está sujeta a los cambios culturales y a los avances científicos. Sin embargo, su pensamiento no se queda anclado en el rico pasado familiar, en los invalorables recuerdos que tiene sobre su padre Raúl, a quien se considera como uno de los padres de la vitivinicultura argentina moderna -fue uno de los primeros enólogos en indicar la añada y el varietal en las etiquetas de los vinos que elaboraba- sino que analiza con claridad el presente y observa siempre al futuro de una actividad amenazada por factores tan disímiles que van desde el cambio climático, a las modas y el esnobismo.

Uno de los temas que en la actualidad más entusiasman a De la Mota es el relanzamiento de la DOC Luján de Cuyo, entidad cuyo consejo dirige. “El objetivo sigue siendo el mismo que tuvimos entre los años 1988 y 1990, cuando se creó la DOC, que es poner en valor los viejos viñedos de Luján de Cuyo que constituyen un patrimonio único e irremplazable que tenemos que proteger y preservar”, manifestó durante su participación en el programa especial que emitió desde el hotel Park Hyatt de Mendoza el programa radial Matices del Vino que conducen Cristian Moor y Teresita Barrio.

Además de la incorporación de nuevas bodegas, el consejo de la DOC Luján de Cuyo reformó el reglamento que se encontraba vigente desde la década del 90. “Aprovechamos la pandemia para ponernos a trabajar, revisar el reglamento, modernizarlo y hacerle algunos cambios inevitables”, dijo De la Mota y recordó que “en 1991, cuando se presentó en el Museo Fader la DOC Luján de Cuyo ante la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV) en un evento que contó con la presencia del entonces presidente de esa institución, Robert Tinlot, este nos recomendó que no fuéramos tan estrictos como fuimos al elaborar el reglamento y dejáramos siempre la puerta abierta al progreso”.

El mandamás de la OIV, quien se transformaría después en el padrino de la DOC, les dijo en ese momento que no cometieran “el mismo error en el que incurrió Rioja, en España, que estableció como requisito obligatorio 36 meses de crianza en barrica, algo que quedó anticuado porque los consumidores de hoy ya no quieren tanta madera”.

Teniendo en cuenta ese sabio consejo de Tinlot, se dispuso que el reglamento podría ser actualizado a pedido de los socios, teniendo en cuenta la utilidad de los cambios introducidos. Uno de esos cambios fue el del riego de los viñedos por goteo, una tecnología que comenzó a utilizarse en nuestro país después de la creación de la DOC Luján de Cuyo.

Garantía de procedencia y elaboración

Durante su participación en el especial de Matices del Vino emitido desde el Park Hyatt de Mendoza, De la Mota explicó las diferencias que existen entre las IG (identificaciones geográficas) y las DOC (denominaciones de origen controladas). “La Ley 25163 de indicaciones de procedencia establece las diferencias entre las IG (identificaciones geográficas) y las DOC (denominaciones de origen controladas). La IG asegura al consumidor que todas las uvas utilizadas para la elaboración de un vino determinado provienen de un solo lugar. El escalón superior es la Denominación de Origen, donde el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) controla que las uvas provengan de un sitio determinado, al igual que en el caso de las IG, pero también que estas sean elaboradas de acuerdo a un reglamento creado por los propios productores”.

De la Mota señaló que “en nuestro caso, la reglamentación vigente establece que para que un vino Malbec refleje las características de la DOC Luján de Cuyo debe cumplir con los siguientes requisitos: viñedos con una densidad de 5 mil plantas por hectárea y una antigüedad mínima de diez años con poda tipo Guyot que es la más tradicional y la que otorga mayor equilibrio a la viña. Además el vino elaborado debe tener un mínimo de 13,5 grados de alcohol y una crianza de no menos de 18 meses. Sin embargo, eso no es todo porque el vino debe pasar por un comité de degustación que lo aprueba antes de salir al mercado”.

Para De la Mota, la única forma de frenar el proceso de urbanización que hoy amenaza a muchas fincas de Luján de Cuyo es otorgarle un valor adicional a la uva que producen los viñateros y el relanzamiento de la DOC Luján de Cuyo creada a fines de los 80, es uno de los caminos para lograr esa meta. “El objetivo inicial y final -subrayó De la Mota- es preservar ese patrimonio único e irremplazable que se está perdiendo y que ya estaba perdiendo en los 80 cuando se creó la DOC. Para ello no hay otra forma que conseguir que las uvas que allí se producen tengan una plusvalía, porque si el productor vitícola tiene los incentivos adecuados no abandona la actividad porque tiene vocación por ella”.

Enfrentar el cambio climático

De los últimos quince años solo en tres no tuvimos ninguna disminución de rendimientos debido a las heladas, me recordó hace unos días un colega. Se trata de un fenómeno que nos ha afectado en los últimos tiempos y que todos atribuimos al cambio climático”, expresó De la Mota, tras lo cual explicó que “cuando hiela, a partir de ese momento, tenemos tres días como máximo para cosechar, una plazo que está dado por el tiempo que necesita la hoja para secarse y caer. Si se cosecha después, tanto en forma manual como mecánica, las hojas secas se pegan a la uva y le transfieren olores vegetales al vino”.

“Este año tuvimos una helada el día 17 de febrero. Cuando le comenté a colegas europeos sobre este hecho, me decían es imposible, no puede pasar, sería como una helada en agosto para el hemisferio norte”, contó después

A la hora de evaluar las formas conocidas para combatir estos fenómenos climáticos, De la Mota señaló que “la defensa activa contra heladas es un tema discutido, no solo por el costo de la uva que se defiende, sino también por la sustentabilidad. Hay quienes mencionan que la contaminación producida por una noche de quema contra las heladas equivale a la que produce un viñedo durante diez años. Por eso hay bodegas que teniendo cuenta precisamente la sustentabilidad están dejando de luchar de esa manera contra las heladas y buscan formas alternativas”.

Una de esas alternativas es “el riego por aspersión, quizás el método más eficiente, pero que requiere cantidades enormes de agua que hoy no tenemos. Por eso hay que seguir investigando para descubrir otras maneras, sé que hay gente que lo está haciendo”.

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