Doña Paula presenta una nueva línea orientada a los amantes del vino más curiosos a quienes les permite introducirse al fascinante mundo de los single vineyard con tres etiquetas varietales muy logradas que reflejan las cualidades de cada terroir.

Por Fernando Garello – Desde hace más de quince años, Doña Paula viene realizando un estudio de suelos que le ha permitido redefinir sus vinos y alcanzar excelentes resultados. Dicho trabajo, enfocado hacia las fincas que posee la bodega en Luján de Cuyo y en el Valle de Uco, se vio reflejado primero en las etiquetas de gama alta y media y ahora sirve de base a una nueva línea orientada hacia los consumidores más curiosos que buscan adentrarse en el mundo de los single vineyard, caracterizado por vinos que interpretan y reflejan el terroir de donde provienen.
Se trata de Doña Paula Single Vineyard, cuyas tres primeras etiquetas ya se encuentran disponibles en las vinotecas de Rosario y de todo el país. Tres varietales, un Malbec, un Syrah y un Sauvignon Blanc que se encuentran indisolublemente ligados a su lugar de procedencia: Ugarteche, El Cepillo y Gualtallary, respectivamente. Son vinos francos, modernos, fáciles de beber y a precios muy competitivos para el mismo segmento.
Para conocer más sobre este lanzamiento, consultamos a Martín Kaiser, jefe de enología de la bodega, quien señaló que “esta nueva línea refuerza el trabajo que estamos haciendo en cuanto al desarrollo de vinos que muestren un lugar en particular”.
-¿Por qué decidieron presentar una línea “single vineyard”?
-Empezamos a trabajar en esta nueva línea con el propósito de poner en valor algunos vinos que teníamos y nos parecían muy interesantes. Al principio pensamos en qué nombre ponerle y nos pareció interesante resaltar que cada uno de ellos proviene de un solo viñedo y allí el concepto de single vineyard calzó justo.
-¿Cómo está compuesta esta nueva línea?
-La línea Single Vineyard tiene tres vinos: un Malbec de Luján de Cuyo, más precisamente del distrito de Ugarteche, de un viñedo que se llama El Alto; un Sauvignon Blanc de Gualtallary, del viñedo Alluvia y un Syrah de El Cepillo, San Carlos, del viñedo Los Indios. Por el momento son esos tres varietales pero no descartamos incorporar otros en el futuro.
-¿La iniciativa forma parte del trabajo que vienen desarrollando en materia de profundización de estudio de suelos de la fincas que posee la bodega?
-Sin dudas esta nueva línea refuerza el trabajo que estamos haciendo en cuanto al desarrollo de vinos que muestren un lugar en particular. El estudio de suelos que hemos hecho nos ayuda a establecer las parcelas que van a formar parte de cada uno de los cortes. Todo el conocimiento que hemos reunido en materia de suelos nos permite elaborar vinos con características particulares. Por dar un ejemplo, en el caso del Syrah del viñedo Los Indios, en El Cepillo, proviene de suelos que tienen presencia de un calcáreo especial que llamamos “caliche negro” que está a aproximadamente unos 60 centímetros de profundidad y determina la personalidad y estilo de este vino.
-¿Puede decirse que Doña Paula sigue la apuesta por el Sauvignon Blanc?
-El Single Vineyard Sauvignon Blanc es una apuesta que busca ir más allá de lo que hemos llegado en el pasado con este varietal. Entre otras cosas, porque jugamos con una forma de elaboración novedosa y audaz, en la que ponemos al mosto en contacto con las pieles para luego realizar un añejamiento en barricas. Seguimos apostando a la variedad y pensamos que todavía queda lugar para crecer en Argentina, explorando viñedos de altura como nuestro Alluvia de Gualtallary.
– ¿Qué podemos esperar de un Syrah de altura elaborado con vides cultivadas en una de las zonas más frescas del Valle de Uco?
-Es una oportunidad para probar un Syrah diferente a los que se encuentran en el mercado y que provienen de zonas más cálidas. A diferencia de éstos que se caracterizan por notas de frutas en mermelada, los de zonas frías como El Cepillo suelen ser más herbales y especiados. En el caso de nuestro single vineyard encontramos además notas de laurel y tomillo, acompañados con una fruta que aparece en tercer plano, porque después de las hierbas y las especias se destacan notas terrosas, de cuero y hasta de cenizas. En boca no es un vino goloso sino más bien austero y fresco, con taninos suaves y fáciles de disfrutar.