Entre el 1° y el 7 de agosto se desarrolla la Semana de la Bonarda, una iniciativa que apunta a rescatar a la segunda cepa tinta en cantidad de superficie cultivada de nuestro país.

Los argentinos somos exitistas, una característica que se refleja en el deporte, donde un subcampeonato o una medalla de plata suele representar un fracaso. Pues bien, la Bonarda parece ser la eterna segunda detrás del campeonísimo Malbec. Sin embargo y dejando el exitismo de lado, el Mundo Bonarda resulta fascinante. Introducida en el país por inmigrantes italianos, se adaptó rápidamente a las provincias cuyanas, especialmente al este mendocino, donde se valoró su calidad y capacidad productiva. Debieron pasar muchas décadas para que el investigador del Inta Alberto Alcalde determinara que no tiene nada que ver ni con la Barbera ni con la cepa homónima que se cultiva en Italia, sino que en realidad es la uva francesa Corbeau.
Según el Observatorio Vitivinícola Argentino, la Bonarda es la segunda cepa tinta con mayor superficie plantada en Argentina, con 17.712 hectáreas, cifra que disminuyó levemente durante los últimos once años. La fama del Malbec no alcanza para opacar el éxito de esta cepa que forma parte del paladar de los argentinos desde hace décadas, especialmente durante la edad de oro de los denominados vinos de mesa.
La realidad de nuestro país es hoy muy diferente. Sin embargo, la Bonarda continúa cautivando a los argentinos. En el mercado doméstico hay unas 130 etiquetas y durante el año pasado se comercializaron más de 17 millones de litros. De todos modos, si se comparan estos datos con los de 2011, representa una baja en el consumo del 48 por ciento.
Con el fin de revertir esta tendencia que no se replica en el mercado externo, se diseñó el Plan Bonarda que entre otras cosas desarrolla la Semana de la Bonarda que se lleva a cabo durante la primera semana de agosto con actividades en todo el país.
Bonarda por el mundo
Sin embargo, los mejores números de la Bonarda se registran en el mercado externo, donde se comercializan alrededor de 160 etiquetas. Durante 2021 salieron del país más de 5,3 millones de litros de Bonarda a diversos destinos del mundo, lo que significó un crecimiento en los últimos 11 años del 31%, mientras que los dólares que ingresaron en 2021 por esas ventas fueron más de 9,3 millones, lo que representó un crecimiento frente a 2011 del 2%.
Los mayores ingresos por exportación de Bonarda llegan desde Irlanda, país que concentra más del 15% de las exportaciones argentinas por valor de este varietal. Luego, en el ranking de destinos por facturación están Brasil, Estados Unidos y Canadá. En cuanto a volumen, Canadá lideró el ranking en 2021 por el envío de más de 1 millón de litros.
En total, el precio promedio con el que llega nuestro Bonarda al mundo es de 1,75 dólares por litro, siendo Suiza el destino que paga el valor más alto en promedio: 4,41 dólares por litro.
Vinos intensos y elegantes
Históricamente la Bonarda se utilizó como base de vinos de corte por su buen color y su perfil frutado. Sin embargo, durante los últimos años comenzó a valorizarse su potencial varietal, obteniéndose vinos intensos pero elegantes. Asociado con el Malbec, produce vinos muy atractivos y a la vez gastronómicos, capaces de adaptarse a la mayoría de los platos tradicionales que se sirven en los restaurantes del estilo “bodegón”.