En apenas dos años se duplicaron la cantidad de establecimientos con certificación orgánica y bodegas que producen vinos libres de agroquímicos, pesticidas, fungicidas y fertilizantes químicos.

Entre 2020 y 2022 se duplicaron la cantidad de establecimientos que cuentan con certificación para este tipo de productos y el país ha logrado ampliar el portfolio de etiquetas que muestran un compromiso con el medio ambiente, revela un informe elaborado por Wines of Argentina, entidad que promueve la marca y la imagen país de los vinos argentinos en el mundo.
De acuerdo al último relevamiento realizado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2022 la uva orgánica ingresó en 142 establecimientos vitivinícolas, con un total de 706.171 quintales. Mendoza concentró el 60,9% del total; La Rioja ocupó el segundo lugar con 18,6% y San Juan, el tercero, con 17,9%. El Malbec es la variedad más producida, con el 30,1%.
El vino es el segundo producto orgánico de origen vegetal exportado en Argentina -detrás del azúcar de caña-, con 11,1 millones de litros en 2021, lo que representa un crecimiento del 6,4%. Los principales destinos fueron Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos. Nuestro país es el único país de Sudamérica en el top ten de productores orgánicos del mundo, ocupando la décima colocación del ranking elaborado por la OIV.
En 2021, Argentina cosechó 9.300 hectáreas de vid certificadas como orgánica, lo que representa el 4,4% del total del país. Aunque parezca un número menor, lo cierto es que en 2021 la superficie cultivada de vid orgánica aumentó un 76% respecto a 2012 y un 27% respecto al año anterior.
Esto significa que el país tiene una tasa de crecimiento más alta (del 38% anual entre 2018-2021) si la comparamos con otras naciones productoras. Como contrapartida, de acuerdo a los datos de la OIV, la producción orgánica de vid en el mundo ha aumentado en promedio un 13% entre 2015-2019.
A toda escala
Lo más interesante de todo es que la viticultura orgánica atraviesa la industria bodeguera en todos sus niveles, ya que en el último tiempo se incorporaron a esta corriente que viene creciendo en todo el mundo y con más fuerza aún en nuestro país, firmas que producen miles de litros anuales. De esta manera, el vino orgánico argentino está dejando de ser un “producto de nicho” y está conquistando a un público cada vez más amplio.
Mauricio Castro, del área de desarrollo de Letis, una de las empresas certificadoras que operan en nuestro país, y coordinador del grupo “VinoDinámicos” explica que “el principal desafío no está en el control de enfermedades fúngicas, sino en el mantenimiento y mejoramiento de la fertilidad y vida del suelo”. “VinoDinámicos” es una alianza sin fines de lucro formada en 2018 entre diez productores de Mendoza con el objetivo de promover y apoyar la viticultura sustentable en Argentina.