En plena vendimia 2023, una de las más arduas de los últimos años, Victoria Brond, enóloga de bodega Alpamanta, hizo un alto para referirse a la reciente distinción que le otorgó la Guía Descorchados y compartir sus experiencias y reflexiones acerca de un tema que la apasiona: los vinos biodinámicos.

Por Fernando Garello – Para el experto chileno Patricio Tapia, autor de la prestigiosa Guía Descorchados, María Victoria Brond es la “enóloga revelación del año”, una distinción que según su propia destinataria muestra que las profesionales mujeres también pueden sobresalir en el mundo del vino y que los vinos biodinámicos están a la atura de los que se elaboran de manera convencional. Desde hace más de veinte años, Brond trabaja en la industria bodeguera de Argentina. Antes de llegar a Alpamanta, donde se volcó por completo a la vitivinicultura orgánica y biodinámica, pasó por establecimientos de Mendoza y Neuquén.
Para Tapia hoy, “bajo el mando de María Victoria, todo el catálogo (de bodega Alpamanta) brilla en fruta y en frescor, una de las más refrescantes ofertas hoy en Argentina y una enóloga a la que hay que seguir bien de cerca”.
Consultada sobre uno de los puntos que generan mayor controversia entre los profesionales y los aficionados del vino, la utilización de sulfitos como conservantes, la enóloga de la bodega de Ugarteche no tiene dudas y señala que “los sulfitos agregados modifican el potencial redox del vino (una escala que mide el proceso de óxido-reducción de los vinos) y eso hace que se perciban de manera diferente. Como muchos otros insumos enológicos, conducen al vino por un camino conocido. Es como un paquete tecnológico que se utiliza para la producción de algo y eso hace que los vinos se expresen de una manera conducida por el hombre en lugar de una manera natural”.
– ¿Qué representa la distinción de Guía Descorchados para vos?
– Para mí es un gran reconocimiento. Después de 23 años de trabajo en la industria es muy lindo recibir una distinción como esta. Pero lo más lindo de todo es confirmar que el método y el equipo que elegimos para Alpamanta van por buen camino. Por otro lado, esta distinción es importante para las mujeres porque demuestra que nosotras también podemos ser elegidas como “enólogas revelación” y para los vinos biodinámicos que también pueden ser destacados por su calidad.
– Cuando estudiaste Enología, ¿pensaste que podrías trabajar en una de las bodegas de referencia en vitivinicultura orgánica de nuestro país?
– La verdad es que cuando estudié Enología no se sabía mucho sobre la agricultura orgánica y menos aún de la agricultura biodinámica. Lamentablemente eran cuestiones que en ese momento no veíamos. Sin embargo, en lo personal siempre tuve inclinación por las cuestiones holísticas y energéticas. El trabajo en el ámbito de la fuerza me apasiona y siempre tuve el deseo de vincularlo con la Enología.
– ¿Cómo ves la vitivinicultura orgánica en la Argentina actual?
– Creo que la vitivinicultura orgánica todavía representa un porcentaje muy bajo de la vitivinicultura en general, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo. En los tiempos que corren, la elaboración de vinos orgánicos debería ser lo mínimo que podemos hacer para cuidar el planeta. Creo que al menos deberíamos plantearnos la alternativa de hacer vinos en forma orgánica para tratar de dejar un mundo mejor.
– ¿Qué pensás sobre los denominados vinos naturales?
– Con respecto a los vinos naturales, no me gusta mucho usar la palabra “natural” porque no está regulada ni en Argentina ni en el mundo y se presta a confusión. La gente no termina de entender lo que significan los vinos naturales, si son vinos orgánicos, biodinámicos, veganos o los que se elaboran de manera natural. Por eso, para no generar más confusión en el consumidor, prefiero hablar de agricultura biodinámica que es una certificación internacional.
– ¿Los sulfitos agregados inciden en la percepción sensorial de los vinos?
– Sin dudas los sulfitos modifican el potencial redox del vino y eso hace que se perciban de manera diferente. Como muchos otros insumos enológicos, conducen al vino por un camino conocido. Es como un paquete tecnológico que se utiliza para la producción de algo y eso hace que los vinos se expresen de una manera conducida por el hombre, en lugar de una manera natural.
– ¿Por qué razones un consumidor hoy debería optar por una etiqueta orgánica en lugar de otra de vitivinicultura convencional?
– El planeta nos está dando una cantidad importante de mensajes, con heladas, el calentamiento global, las sequías y la pandemia. Nos advierte que realmente necesitamos tomar conciencia, no ya las generaciones futuras, sino de manera inmediata. Creo que al menos optar por vinos que no se elaboran con productos de síntesis química y que pongan el foco en la utilización racional de los recursos, como hace la agricultura orgánica, es una respuesta concreta ya que el consumidor de vinos orgánicos aporta su granito de arena para que este mercado crezca.
– ¿Qué vinos que elaboraste te produjeron mayor satisfacción profesional?
– Si bien el vino que mayor puntaje ha obtenido históricamente es el Alpamanta Terroir Malbec 2021, que sacamos recientemente y que obtuvo 96 puntos en la Guía Descorchados, además de ser designado como revelación, en realidad el que mayor satisfacción me produce es el que más rápido se acaba y que elaboramos con uva criolla. Se trata del Alpamanta Pet Nat de Criolla Grande que es el vino más vendido de la bodega y que agota primero el stock. Para mi es importante porque representa la revalorización de las variedades originarias y los saberes ancestrales y está elaborado con una cepa originaria de Argentina, razón por la cual me enorgullece.
– ¿Cuáles son tus metas para el futuro próximo?
– Con mi coequiper Ricardo García (agrónomo de Alpamanta), con quien elaboramos los vinos de la bodega y buscamos el entendimiento absoluto, nos gusta seguir profundizando sobre la naturalidad de las cosas. Así que mi meta es seguir observando para entender cada día más los equilibrios naturales, tratando de hacer una interpretación respetuosa de las cepas y de los vinos que elaboramos con ellas.
Sobre la viticultura orgánica y biodinámica
En la viticultura orgánica se busca de manera natural mantener un viñedo sano y en equilibrio para evitar enfermedades y plagas sin hacer uso de productos químicos y sintéticos como herbicidas o fungicidas. Tanto los viñedos y como los vinos de Alpamanta están certificados internacionalmente por Argencert Empresa perteneciente a Ecocert.
La agricultura biodinámica nace como una necesidad de ir un paso más allá en búsqueda de salud de la finca a largo plazo y cuidado de medio ambiente. Durante todo el año se realizan distintas aplicaciones de preparados según la filosofía de Rudolf Steiner para ayudarle a las plantas a mantenerse fuertes. Otro factor clave en este aspecto es el compost natural que se forma con deshechos de la finca (orujos, malezas, guano de vaca) y fortalece la fertilidad del suelo.
Para controlar la maleza, se deja que se exprese por un lado la flora espontánea que aporta nitrógeno al suelo y sirve de refugio natural para insectos y microorganismos benéficos. Por otro lado se trabaja con animales (vaca, ovejas, gansos, caballos, gallinas), que también cumplen una importante función en el control de plagas y malezas
El calendario astronómico de Thun, otra herramienta clave, ayuda elegir el óptimo momento para definir tareas cruciales como la poda, cosecha y embotellado de los vinos según la constelación y círculo lunar.
Desde el comienzo Alpamanta cuenta con la certificación biodinámica en sus viñedos y todas las uvas y vinos cuentan con la certificación de Demeter Internacional.