Tips para introducirse en el fascinante mundo del Malbec argentino

Según el Observatorio Vitivinícola de Argentina, actualmente, en el mercado interno de nuestro país, hay más de dos mil etiquetas de Malbec disponibles. Ante tanta oferta y diversidad ¿por donde empezar para empezar a conocer a nuestra cepa emblemática?

El Malbec argentino se caracteriza por la diversidad.

Por Fernando Garello – El Malbec no para de crecer en el mercado argentino. Según las estadísticas oficiales que elabora el Observatorio Vitivinícola de Argentina, entre 2013 y 2022, los despachos al mercado interno de nuestra cepa insignia se incrementaron un 89 por ciento. Además, durante el último año representó nada menos que el 98 por ciento de los vinos fraccionados, es decir, las botellas de vinos finos que se comercializan en vinotecas y supermercados. Este crecimiento exponencial hizo que la mayoría de las bodegas argentinas se vuelquen a elaborarlo, multiplicando las etiquetas que hoy se consiguen en el mercado y que según el mismo estudio referido, en la actualidad totalizan 2004.

Semejante oferta puede generar confusión entre los consumidores promedio que no logran orientarse entre semejante variedad, dado que hoy el Malbec argentino no es un vino solo sino más bien muchos tipos de vinos. Con frecuencia quienes pisan por primera vez una vinoteca con la idea de introducirse en el mundo del Malbec se preguntan por dónde comenzar. En ese sentido conviene divulgar un par de tips que podrían resultar útiles para quienes tengan la intención de hacerse de un panorama del Malbec argentino actual.

Procedencia y estilo

En primer lugar, conviene prestar atención a otras cuestiones además de las marcas, como la procedencia y los estilos de vinificación. La procedencia, en el contexto actual donde predominan los denominados vinos de terroir, es quizás lo más importante, dado que no es lo mismo un Malbec que proviene de una zona cálida que otro que proviene de una zona alta y más fría. El tipo de suelos también cobra una importancia especial a la hora de definir el perfil de los vinos que se obtienen.

Así el consumidor más curioso podría probar los vinos de diferentes regiones vitivinícolas del país, como la zona primaria de Luján de Cuyo, considerada la cuna del Malbec argentino, del Valle de Uco, donde predominan los terruños de altura y con temperaturas más frías, al igual que los del Valle Calchaquí, que tienen características distintivas, o de la Patagonia, con notas florales y herbáceas muy llamativas.

Un recorrido básico podría partir de una etiqueta de la DOC Luján de Cuyo creada hace más de treinta años justamente para determinar cómo debe elaborarse un Malbec de esa zona primaria de Mendoza, para pasar después a una del Valle de Uco y luego por otra del Valle Calchaquí.

Vinos más «bebibles»

El estilo de vinificación, en tanto, está determinado por la cultura y por la identidad de cada winemaker. Desde hace más de una década, en Argentina, al igual que en buena parte del mundo, se imponen los vinos más “bebibles”, una expresión un tanto confusa que se origina en la palabra inglesa “drinkable”, que hace referencia a vinos menos alcohólicos y menos concentrados, con menor presencia de madera. En ese contexto, se cosecha más temprano y se evita la sobre maduración, aunque en los últimos años se impone la necesidad de alcanzar un punto de maduración óptimo que varía para cada winemaker.

Sin embargo, hay quienes se resisten a esta tendencia y continúan ofreciendo vinos más concentrados, elaborados mediante técnicas oxidativas y criados en los clásicos toneles de antaño.

A la hora de vinificar también cobran importancia los métodos y los medios que se utilizan, como maceraciones en frío, fermentaciones en distintos tipos de recipientes -como tanques de acero inoxidable, piletas de cemento, huevos de concreto y hasta bines de plástico-, fermentaciones carbónicas, etc.

En el mercado argentino hoy se consiguen exponentes de los distintos estilo de vinificación de Malbec que enriquecen la variedad que determina el terroir.

Orgánicos, biodinámicos y naturales

Como si todo eso fuera poco, desde hace años también asoman muy buenas etiquetas de Malbec orgánicos y biodinámicos, así como también “naturales”, es decir, vinos elaborados sin el agregado de sulfitos como conservantes, que merecen ser tenidos en cuenta.

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