Hace unos años aparecieron en el mercado como una novedad pero en realidad, se elaboran de acuerdo a un método ancestral que se remonta a los orígenes mismos de la vitivinicultura, hace más de 6 mil años, en la región del Cáucaso.

Por Fernando Garello – La revolución industrial moldeó el perfil de vinos que estamos acostumbrados a consumir y que están hechos de acuerdo a un criterio de calidad, prolijidad y cantidad, accesibles a un precio razonable. Las bodegas boutique surgieron precisamente para enfrentar esa tendencia predominante, produciendo vinos más auténticos, con menor intervención y mayor identidad. Con el paso del tiempo se agregó la búsqueda de pureza, con métodos de elaboración más artesanales que respetan el medio ambiente. A esos vinos elaborados con fruta de producción orgánica, levaduras indígenas y sin agregados de ningún tipo de aditivos ni conservantes, se los conoce con la denominación de vinos naturales.
La historia del vino naranjo se remonta a los orígenes mismos de la vitivinicultura, hace más de 6 mil años, en la región del Cáucaso, donde hoy se encuentran las repúblicas de Georgia y Armenia. En esa zona, los productores acostumbraban introducir racimos enteros de uvas blancas en ánforas que luego sellaban con cera de abejas y enterraban en sótanos para que se realice la fermentación.
Este proceso recuperado hace unos años por productores enrolados en las corriente de los vinos naturales, produce vinos de color ámbar, naranja y hasta ocre, de una gran riqueza aromática, buena acidez y estructura en boca.
La diferencia está, sin lugar a dudas, en la prolongada maceración del líquido con las partes sólidas de la uva, como las pieles y las semillas, algo que en el proceso de elaboración clásico de los vinos blancos se evita por completo.
El vino naranjo es además uno de los más naturales que existen, si cabe la expresión, puesto que su maceración prolongada produce sulfitos naturales que hace innecesaria la utilización de productos artificiales, como en la vitivinicultura convencional.
Contrariamente a lo que se cree, es mejor consumirlos frescos pero no fríos, a partir de los 12 grados y por sus características acompañan muy bien todo tipo de comidas.
Recuperar la sensibilidad por lo natural
El éxito de los vinos naranjos y de los vinos naturales en general, reside en la capacidad que tienen de hacer posible la recuperación de una sensibilidad que estuvo perdida durante muchos años: la sensibilidad por lo natural. Recientemente tuve oportunidad de asistir a una cata a ciegas, donde el flyer correspondientes a los vinos blancos incluyó una etiqueta de esta categoría que sorprendió a casi todos y recibió elogios unánimes, lo que demuestra que si se dejan los prejuicios de lado, la riqueza olfativa y gustativa del vino naranjo, caracterizada por un mayor carácter e intensidad, tiene la capacidad de seducir incluso a los consumidores menos proclives a probar etiquetas de la vitivinicultura natural.
La comparación inevitable con los vinos de elaboración convencional que se sirvieron lo dejó muy bien parado y la mayoría de los asistentes a la cata a ciegas que consulté me respondieron que volverían a consumirlo si tienen otra oportunidad. Lo más interesante es que esas mismas personas consultadas reconocieron que muy probablemente no lo hubieran probado si no se lo servían en una cata a ciegas.
El prejuicio se funda en la existencia de etiquetas que fueron elaboradas bajo esta modalidad con muy buenas intenciones pero que arrojaron resultados defectuosos o insatisfactorios. Las bodegas deberán esforzarse para ofrecer productos de calidad y los puntos de venta para cuidarlos y conservarlos como se merecen para que puedan llegar al consumidor en las mejores condiciones.
También habrá que realizar grandes esfuerzos en materia de comunicación para que los enófilos entiendan que el vino natural en general y el vino naranjo en particular, no es un moda y su producción y consumo no para de crecer en todo el mundo.
Dos recomendaciones
A la hora de recomendar etiquetas de vinos naranjos que se producen en Argentina, elijo dos que conozco muy bien y he probado en más de una ocasión: el Chakana Estate Torrontés maceración prolongada que se sirvió en la cata a ciegas que mencioné anteriormente y el Krontiras Cosmic Ambar Chardonnay. Ambas etiquetas son de una altísima calidad. Obviamente hay muchos más que iré descubriendo con gran placer en los próximos años.